

Durante agosto, las importaciones de café provenientes de Brasil hacia Colombia aumentaron un 578 %, alcanzando más de 113.000 sacos de 60 kg, según datos de la Federación Nacional de Cafeteros (FNC)¹.
El incremento responde, en parte, a los nuevos aranceles del 50 % que Estados Unidos impuso al café brasileño, mientras el colombiano mantiene una tarifa del 10 %. Este cambio ha modificado el flujo comercial en la región y está generando movimientos inesperados en los mercados de origen y destino¹.

Para la FNC, el ingreso masivo de café extranjero representa un riesgo para la identidad y trazabilidad del Café de Colombia, un producto con denominación de origen y alto valor reputacional¹. La preocupación principal radica en la posibilidad de mezclas o triangulaciones que diluyan el origen del café nacional y afecten su reconocimiento internacional².
Desde el punto de vista logístico y comercial, este fenómeno evidencia cómo los ajustes en políticas arancelarias y tensiones comerciales internacionales pueden impactar de forma directa los flujos de importación, la competitividad de los productos y la gestión aduanera en los países productores.
La Federación hizo un llamado a fortalecer los controles de ingreso, registro y trazabilidad, asegurando que cada operación mantenga la transparencia en el origen y destino del grano¹.
Aunque la coyuntura podría abrir una oportunidad para que el café colombiano gane terreno en el mercado estadounidense, el gremio advierte que el país no cuenta con los inventarios suficientes para responder a un aumento repentino en la demanda².
En un entorno global donde los cambios regulatorios se reflejan de inmediato en las cadenas de suministro, esta situación reafirma la importancia de contar con procesos logísticos sólidos, trazabilidad documental y aliados estratégicos que garanticen la integridad de cada operación.

Implicaciones para el sector logístico
El caso del café brasileño es una muestra clara de cómo las decisiones comerciales entre potencias como Estados Unidos y Brasil repercuten en mercados intermedios como Colombia, tanto en su rol de productor como de importador¹.
El aumento del flujo de café hacia el país implica mayor presión en puertos, aduanas y sistemas de inspección, lo que exige optimizar la planificación de carga, la gestión de inventarios y la documentación de origen².
Además, los operadores logísticos deben estar atentos a los nuevos patrones de movimiento de mercancías, ya que las variaciones arancelarias pueden cambiar rápidamente las rutas tradicionales. Garantizar trazabilidad completa, desde el país de embarque hasta el punto de distribución, se convierte en un factor crítico para mantener la confianza del consumidor y de los mercados internacionales². En este contexto, contar con socios logísticos certificados y con experiencia internacional es clave para enfrentar con eficiencia las nuevas dinámicas del comercio global, proteger la reputación de las marcas y asegurar la legalidad y calidad de cada operación.
Referencias